La profesora del máster en Gerencia y Dirección Hotelera de la Universidad Politécnica de Madrid, Vilma Sarraff, ha señalado que en España “falta entender” qué es el turismo sostenible y que no le “sorprende” la ola de protestas “radicales”, que “no van contra el turismo, sino contra los impactos que genera”, porque “al final, la gente se quema”.
En el marco del año Internacional del Turismo Sostenible, que se celebra este 2017, y ante los ataques contra el modelo de turismo, Sarraf ha señalado en declaraciones a Europa Press que el problema es la “falta de políticas” de la Administración y la “falta de planificación de los destinos maduros”.
La también miembro del Instituto de Sostenibilidad Turística (ISTur), sostiene que el turismo sostenible tiene “cuatro patas: viabilidad económica, medioambiental, social y cultural”, pero “es un concepto difícil de entender y ni siquiera la Administración española está concienciada”.
A su juicio, el modelo en España está “en general, masificado, especializado y genera un modelo territorial irreversible”, es decir, un turismo caracterizado “por todo aquello de lo que precisamente huye el concepto de sostenibilidad”.
En cuanto al término ‘turismofobia’, ha dicho que no cree que sea fobia al sector económico, sino “a los impactos que genera” sobre la población, la cultura y el medio ambiente.
Limite de visitas en Atapuerca
“No se puede atender sólo a criterios económicos”, ha continuado la especialista. A su juicio, “el turismo no se puede desarrollar al margen de la Administración, que tiene que regular”.
El turismo sostenible tiene cuatro patas: viabilidad económica, medioambiental, social y cultural
La experta en turismo es autora del capítulo ‘El turismo sostenible en España: camino por delante y lecciones aprendidas’ del ‘Informe sobre sostenibilidad en España 2017’, Se trata de un estudio publicado por la Fundación Alternativas en colaboración con Ecoembes, en el que afirma que una de las “asignaturas pendientes” del país es “corregir la excesiva concentración” del turismo internacional en seis comunidades autónomas: Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid, que acaparan más del 90% de las llegadas.
Impacto del turismo
Según este informe, cada millón de turistas que recibe España consume 11 millones de litros de combustible, dos millones de kilos de alimentos y 300 millones de litros de agua. Así, por ejemplo, el Gobierno ha tenido que poner en marcha “obras de emergencia” en varias desaladoras para atender la demanda turística en la zona del Levante debido a que la reserva hidráulica de la cuenca del Segura se encuentra al 20,2% (casi 10 puntos menos que el año anterior) y la del Júcar al 30,9%.
Además, el estudio también señala que cada millón turistas que llega al país genera 300 millones de litros de agua residuales, 25 millones de kilos de dióxido de carbono y 1,5 millones de basura.
Los principales efectos negativos son la concentración geográfica de la oferta turística
Según la tabla sintética, la actividad turística también propicia un crecimiento urbanístico “indiscriminado”; una arquitectura “no integrada en el paisaje”; contaminación “acústica, lumínica y del aire”; “acumulación” de residuos; “rivalidad” por la utilización de los recursos naturales; y erosión de la zona y utilización extensiva del transporte privado.
Efectos positivos
No obstante, el informe también recoge los impactos positivos de la actividad sobre el medio ambiente: ayuda a la adopción de medidas para preservar los recursos naturales; crea valor económico y desarrollo local; genera ingresos que pueden ser reutilizados en objetivos de conservación; incrementa el interés de las empresas comprometidas con el medio ambiente.
Asimismo, según el estudio, el turismo concede un medio para demostrar y comunicar la apreciación medioambiental; potencia el aumento de estudios especializados en la relación entre turismo y protección ambiental; crecientes inversiones en la investigación de los efectos del turismo en el Medio Ambiente.