Economía y Tendencias

El turismo declara la guerra al plástico

Destinos y actores del sector turístico emprenden medidas en contra del uso de un material nocivo y de difícil reciclaje

19/07/2018

8:47 horas

Datos sobre el consumo, destino o procedencia del plástico. Elaboración propia.

Datos sobre el consumo, destino o procedencia del plástico. Elaboración propia.

España es el cuarto país de la Unión Europea que más plástico consumió en 2016, con 4,6 millones de toneladas y el segundo del planeta que más vierte al Mediterráneo, aproximadamente 126 toneladas diarias, según se desprende del informe ‘Una trampa de plástico’ elaborado por la ONG Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés).

Sólo en nuestro país se consume el 10% de los plásticos de uno solo uso de Europa. Entre ellos, 3.500 millones de botellas de plástico para bebidas, 1.500 millones de tazas de plástico para café, 207 millones de envases desechables y 5.000 millones de pajitas de plástico, según la organización Seas at Risk.

Por si fuera poco, la Fundación Prohumana alerta de que las empresas productoras de plástico ofertan nuevos materiales que se identifican con el número 7 y no pueden reciclarse porque no se conoce exactamente su composición química. WWF cifra en un escaso 6% la demanda de plásticos reciclados en el continente europeo.

Todo lo anterior evidencia que, más que la reutilización o el reciclaje del plástico, la solución a largo plazo pasa por la sustitución de este material tan nocivo por otros que produzcan un impacto menor sobre el medio ambiente y, esta necesidad, no ha pasado desapercibida para actores y destinos turísticos.

Tampoco un dato aún más alarmante, extraído del estudio ‘La biodiversidad del Mediterráneo’, elaborado por Marta Coll, que revela que los más de 200 millones de turistas que visitan el Mediterráneo cada año provocan un aumento del 40% de los residuos marinos durante el verano y que anima a actuar con contundencia a corto plazo.

¿Plástico biodegradable?

Ante la alarma que suponen los datos anteriores, el estado de Maharashtra, en la India, convirtió hace unas semanas el uso de plástico en un delito que puede acarrear multas de 315 euros y penas de hasta tres meses de prisión para los infractores reincidentes.

Según explicaba el director del Departamento de Medio Ambiente, B.N Patil, el plástico “tiene un impacto en la contaminación y es responsable de las inundaciones” dado que los productos de plástico atascan las alcantarillas durante la época de lluvia asociadas al monzón.

Aunque España no ha tomado medidas tan drásticas, sí que ha aprobado un Real Decreto que prohibirá las bolsas de plástico que no sean biodegradables para 2021 y ya obliga a cobrar por ellas a los establecimientos desde el pasado 1 de julio.

Una medida que, según la exministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, sitúa a España, junto con Francia e Italia –precisamente tres de los cuatro países comunitarios que más plástico consumen– como los que asumen “las condiciones más exigentes” de la Unión Europea.

La normativa ha suscitado ciertas críticas, entre otros, de la asociación Amigos de la Tierra, porque la sustitución por materiales biodegradables “sigue ahondando en el modelo usar y tirar” y, además, algunas de estas bolsas “no están compuestas por materiales 100% orgánicos”.

El bioplástico cumple con las normas de biodegradación, pero es caro y se fabrica a pequeña escala

Lo que sí eliminará el Real Decreto a partir de 2020 son las bolsas oxo degradables. Un material que, según el informe ‘Desengancharse del plástico’, de Ecologistas en Acción, suscita ciertas dudas con respecto a si la biomasa que genera su descomposición es verdaderamente biodegradable según las normas internacionales de biodegradación.

Un derivado que sí cumple con estas normas, según el mismo estudio, es el bioplástico –fabricado a base de polímeros obtenidos a partir de elementos como el almidón, el trigo o las patatas–.

Sin embargo, se fabrica a pequeña escala, es caro y solo se comercializa para productos medicinales o en aplicaciones con importante marketing ecológico, según Ecologistas en Acción.

Es decir, el plástico es tóxico, destruye océanos y ecosistemas, y es complicado reciclarlo, por lo que, lo verdaderamente sostenible es avanzar de forma progresiva hacia su eliminación, y en esa senda se encuentra el turismo.

Plásticos de un solo uso

"Los plásticos de un solo uso no son una opción inteligente desde los puntos de vista económico y ambiental y las propuestas que se presentan hoy ayudarán a las empresas y a los consumidores a evolucionar hacia alternativas sostenibles.

Europa tiene la oportunidad de asumir el liderazgo", declaraba el pasado mes de mayo el vicepresidente de la Comisión Europea para el Empleo, el Crecimiento y la Inversión Jyrki Katainen, mientras presentaba un paquete de medidas con el objetivo de reducir la producción de plásticos en el bloque comunitario.

Las empresas del sector turístico también tienen la posibilidad –y el deber– de abanderar este liderazgo para evitar, por ejemplo, que, según explica la Fundación Ellen MacArthur, el equivalente a un camión de basura se vacíe en el océano al minuto, y una de las compañías que han aceptado ese reto es Iberostar.

La hotelera balear ya ha anunciado la eliminación del 100% de los plásticos desechables en las habitaciones de sus 36 hoteles en España a lo largo de este año. Esta medida forma parte de la propuesta ‘Ola de Cambio’, un movimiento diseñado en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de la ONU que se fundamenta en tres pilares:?reducción de la contaminación plástica, el fomento de la pesca sostenible, y la conservación y protección de los ecosistemas marinos.

El proyecto de Iberostar, que se inició en 2017, ha conseguido eliminar 1,5 millones de botellas de plástico en España, que evitarán la producción de 43 toneladas de basura y, hasta ahora, ha logrado reducir el uso de pajitas de plástico a un 10%, con lo que ha prescindido de unas diez millones de unidades.

La compañía también quiere liderar un cambio de mentalidad que promueva el cuidado de los océanos y, por eso, acometió dos limpiezas marinas junto con la ONG Oceánidas y ha eliminado los plásticos de un solo uso en su sede corporativa para involucrar también a los empleados.

Eliminar las pajitas de plástico

La prohibición de plásticos de un solo uso y, en concreto, de un elemento como las pajitas, es también uno de los objetivos de la cadena hotelera Hilton, que se ha propuesto eliminarlas de sus 650 propiedades a finales de este año, para lo cual, ofrecerá bajo demanda una alternativa de papel o material biodegradable.

Algunos peces jóvenes empiezan a mostrar adicción al plástico, según la revista Science

Además, la compañía ha desarrollado el programa global ‘Meet with Purpose’ que eliminará las botellas de plástico de reuniones y eventos en hoteles de toda la región EMEA, con el objetivo de que también el turismo MICE sea socialmente responsable y conseguir así, como aseguraba en un comunicado el vicepresidente ejecutivo de Hilton en la región EMEA, Simon Vincent, “actuar como guardianes de los recursos naturales y apoyar a las comunidades donde opera la compañía”.

Estos compromisos, que eliminarán cinco millones de pajitas y 20 millones de botellas de plástico en la región EMEA, forman parte de las metas que Hilton se ha propuesto cumplir para 2030 e incluyen disminuir a la mitad el impacto medioambiental y duplicar sus iniciativas sociales en todo el mundo.

Una botella, 500 años

”La mejor experiencia de nuestros clientes debe ser compatible con el respeto a nuestro planeta, y la contaminación por plásticos es un reto mundial, y afecta a todos los destinos”, argumentaba el CEO de Meliá, Gabriel Escarrer, durante la junta de accionistas de la compañía en la que anunció la decisión de eliminar los plásticos de un solo uso en todos sus hoteles durante este año.

Escarrer comparte con otros hoteleros la preocupación por un material que, en el caso de las botellas, puede tardar en degradarse hasta 500 años y que se descompone con mayor dificultad en los océanos, según Greenpeace.

Por ello, ha distribuido una hoja de ruta para que en estos meses de 2018, este objeto, junto con vasos, bolsas, pajitas o posavasos, se sustituya completamente por materiales biodegradables o ecológicos y, tan pronto como sea posible, se retiren también de las habitaciones los productos cosméticos.

La cadena hotelera también ha lanzado el programa EcoTouch que, en la línea de ‘Meet with Purpose’ de Hilton, presenta una serie de iniciativas para que las reuniones y los eventos sean sostenibles. Entre ellas, algunas relacionadas con la guerra al plástico en la que andan inmersas las empresas turísticas: uso de jarras y botellas de vidrio, bolígrafos, papel y posavasos de materiales reciclados y reciclables.

Cruceros sostenibles

Los plásticos representan la mayor parte de los residuos que se encuentran en las playas y los sedimentos marinos y un 20% provienen de fuentes marinas como la pesca, la acuicultura o el transporte marítimo, según WWF.

El transporte marítimo incluye las empresas recreativas y, entre ellas, las cruceristas, que también han decidido poner fin a ciertas prácticas tan nocivas que provocan que 134 especies mediterráneas hayan ingerido plásticos a lo largo de su vida o incluso que, según un estudio de la revista Science, los peces más jóvenes prefieran comer plástico antes que zooplancton.

Por estos motivos, Norwegian Cruise Line firmó el pasado mes de junio un acuerdo de colaboración con la organización Ocean Conservancy con el objetivo de proteger y garantizar la salud de los océanos a largo plazo.

En las islas Baleares se consumen 1,5 millones de botellas de plástico a diario

En concreto, la firma noruega formará parte de la Trash Free Seas Alliance que, según la propia organización, ha recogido más de 100 millones de kilos de plástico en los últimos 30 años. El CEO de Norwegian Cruise Line, Frank del Río, explicaba durante la presentación de su acuerdo con la organización Ocean Conservancy que “el éxito de la industria de los cruceros depende de la salud de los océanos”.

Por su parte, la crucerista noruega Hurtigruten parece que quiere seguir los pasos de un país que encabeza la lucha contra los envases plásticos gracias a un sistema que premia económicamente la devolución de botellas y otros recipientes en máquinas habilitadas con ese fin.

Para ello, Hurtigruten ha eliminado todos los plásticos de un solo uso, desde envases de mantequilla hasta delantales, y espera suprimir cerca de 17.000 kilos de este material cada año. La medida no solo afecta a los barcos de la compañía, sino que, además, se impone como obligatoria para los diferentes proveedores, como hoteles, restaurantes y otros establecimientos de las operaciones terrestres.

Una crucerista más, Royal Caribbean, contempla la eliminación total de los plásticos de un solo uso para 2020. La compañía comenzará con la sustitución de pajitas, removedores de café y palillos decorativos por otros materiales más sostenibles durante este año y continuará progresivamente con los sobres de condimentos, vasos y bolsas.

Recogida de residuos

Además de los hoteles y las cruceristas, otros actores del sector turístico se han sumado a la sostenibilidad. Es el caso de aerolíneas como Iberia, que ha retirado el retractilado de los auriculares y lo entrega con una bolsa de papel y también han sustituido el plástico que envuelve el antifaz por un pespunte.

No solo eso, según informan desde la compañía, han pedido a todos los proveedores que presenten alternativas para sustituir los artículos de plástico que utilizan en el servicio, y están buscando opciones en el mercado con materiales que sean biodegradables o sostenibles.

Air Europa, por su parte, está realizando estudios para, a corto plazo, sustituir el protector de plástico de las mantas y almohadas por materiales textiles o el embalaje de los cubiertos por papel y, en clase Business, utiliza vasos de cristal, cubiertos metálicos, jarras de vidrio y manteles y servilletas de tela.

Para terminar, la oficina de TUI Destinations Experiences en Mallorca se ha convertido en la primera de la isla que renuncia a los plásticos de un solo uso. Los empleados reciben tazas reutilizables y botellas de acero que pueden llenar en dispensadores de agua y café.

Un total de 1.200 de esos empleados contribuyeron en 2017, en 52 destinos, a recoger 4.500 kilos de residuos durante las limpiezas de playas que TUI lleva a cabo con asiduidad –la última, en Menorca, evitó que 130 kilos de plástico ensuciasen la isla–, y que ayudan a concienciar a empleados, clientes y viajeros de que es necesario reducir, por ejemplo, las 1,5 millones de botellas de plástico que se consumen a diario en Baleares.

Estas iniciativas deberían animar al resto de empresas turísticas a emprender políticas en contra de un material que si se sigue produciendo a este ritmo hará que en 2050 haya más residuos plásticos que peces en los océanos.

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1 COMENTARIOS

eduardo

19/07/2018 | 10:45 horas

#1

Grandes iniciativas que por supuesto tienen que salir de cada uno de nosotros, en casa, en nuestras empresas y cuando vamos a la playa o a la montaña. Si esperamos a que estas iniciativas salgan del sector público, llenamos antes los océanos de plástico un millón de veces. A ver si las mayoristas empiezan a tomar nota y dejan de mandar sus catálogos envueltos en plástico, maletas cutres chinas que son 100% plástico y envío de documentaciones en portadocumentos 100% plástico.
No solo el turismo depende de la salud de los ecosistemas, todo el planeta depende de esto y nos lo estamos cargando a un ritmo difícil de revertir.

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