Cruceros

El sector del crucero prevé un crecimiento “igual o superior” al de 2016

Las perspectivas son “extremadamente positivas” salvo algún “tema geopolítico de fondo" que la industria crucerista “espera no ocurra”

Publicada 11/10/2017

15:44 horas

 - Actualizada 13/10/2017

9:21 horas

De izquierda a derecha: José Blanco, Alfredo Serrano, Raffaele D´Ambrosio, Josep F. Valls y Emiliano González.

De izquierda a derecha: José Blanco, Alfredo Serrano, Raffaele D´Ambrosio, Josep F. Valls y Emiliano González.

Las principales navieras han expresado este miércoles un marcado optimismo en la industria del crucero de cara a 2017, un año en el que, según el presidente de MSC Cruceros en España, Emiliano González, "todos los signos apuntan a un crecimiento igual o superior" a la tasa del 4,2% registrada en 2016 con respecto al año anterior.

Así lo ha señalado en una mesa sobre innovación turística celebrada en Madrid en Esade a la que también asistió el responsable comercial de Pullmantur, José Blanco, que ha destacado, por su parte, unas perspectivas de futuro "extremadamente positivas", si bien ambos se han referido al conflicto catalán como un riesgo geopolítico de fondo.

El responsable de MSC España ha extendido esta previsión al próximo año "salvo algún tema geopolítico de fondo, que esperemos no ocurra". "Lo que estamos viendo para 2018 es que, sin haber concluido 2017, ya se están haciendo reservas que continuarán esta tendencia", ha afirmado, subrayando que los acontecimientos políticos en Cataluña "no está afectando a las reservas".

La naviera dispone de un crucero basado en el puerto de Barcelona, el ‘MSC Meraviglia’, desde el pasado verano, que según González estuvo fondeado en la Ciudad Condal en la jornada del 1 de octubre y "todo el mundo pudo desembarcar con normalidad". En septiembre, la compañía comenzó las gestiones para hacerse con una de las terminales del puerto barcelonés, que es el más concurrido de Europa.

Así, pues, González ha recordado que la industria de los cruceros "tiene mucha cintura" y es flexible ante los riesgos geopolíticas y climatológicas, dada su capacidad de "modificar itinerarios priorizando la seguridad de los pasajeros", como ya ha sucedido esta temporada de verano con los huracanes en el Caribe. "La industria ha sabido reaccionar incluso ante catástrofes naturales", ha señalado.

También se refirió indirectamente a esta cuestión el director general de Costa Cruceros, Raffaele D'Ambrossio, que celebró el alto recorrido de la industria en nuestro país pero también señaló que se trata de un sector "basado en la planificación, que mueve una gran cantidad de capital y al que, por tanto, no le gusta la incertidumbre" por la alta presión fiscal o "los cambios geopolíticos incontrolados" a nivel global.

‘Turismofobia’ contra los cruceros

Sobre la ‘turismofobia’ habló el director de la Asociación Internacional de Lineas de Cruceros (CLIA), Alfredo Serrano, que reiteró la baja afluencia de cruceristas en las ciudades más afectadas por estas reacciones contrarias al sector. "De 44 millones de visitas de día que se producen en Barcelona, 1,1 millón son de cruceristas", ha señalado, una proporción del 2,5% en "números redondos".

También argumentó que el tipo de cliente de cruceros "no produce ningún tipo de altercado" y es "relativamente fácil de gestionar por parte de las autoridades" al tratarse de un cliente familiar, "que se sabe con mucha antelación cuándo va a venir y que se conocen sus pautas de comportamiento".

Del mismo modo, ha reiterado que el sector de los cruceros "mantienen abiertos canales de comunicación" con el Ayuntamiento de Barcelona para gestionar todas las cuestiones relativas a la actividad crucerística.

Serrano zanjó la problemática en Cataluña afirmando que "el sector de los cruceros valora muy positivamente todo lo que tiene que ver con la estabilidad": "Cualquier período de falta de estabilidad, cuanto más corto, mejor".

Desde la patronal se insiste en que la decisión de alterar rutas de los cruceros con la celebración del referéndum del 1-O el domingo y la huelga general posterior es una decisión "individual" de las compañías, que en aquel caso entendieron que ante los acontecimientos era preferible hacer escala en otro destino para desembarcar a sus pasajeros.

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