El destino turístico de la Isla de Boracay, en Filipinas, reabre el 26 de octubre después de un proceso de rehabilitación que ha durado seis meses con el objetivo de que sea “una isla segura, viva y sostenible desde el punto de vista ambiental”, según informó el secretario de Medio Ambiente de Filipinas, Roy Cimatu.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ordenó en abril cerrar este destino turístico durante seis meses para poder rehabilitar el lugar, que en los últimos años ha atraído cada vez más visitantes, sobre todo chinos.

Con el fin de continuar con la modernización progresiva, el departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha declarado que el Gobierno, a partir de su reapertura, limitará el número de turistas en la isla a 6.000 por día.

Aunque solo haya 50.000 habitantes en la isla, hay cerca de 1.800 empresas en ella, muchas dedicadas al turismo. Por este motivo, el Gobierno de Duterte anunció un fondo de ayuda de 2.000 millones de pesos filipinos (32,4 millones de euros) para los residentes.

Más habitaciones

La isla contará con más opciones de alojamientos, ya que el departamento de Turismo de Filipinas ha acreditado la apertura de 68 establecimientos, con un total de 3.519 habitaciones, frente a las 25 que había en agosto, que ya cuenta con los permisos tanto del departamento de Interior como del de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Boracay es uno de los mayores atractivos turísticos de Filipinas. Solo el año pasado recibió casi cuatro millones de visitantes. Los empresarios calculan que este cierre costará 56.000 millones de pesos filipinos (unos 910,2 millones de euros) y 36.000 puestos de trabajo, de los cuales 17.000 son empleos informales.

La decisión de cerrar la isla de Boracay a los turistas ha provocado estos meses que las aerolíneas locales (Cebu Pacific, Philippine Airlines y AirAsia Philippines) recorten sus vuelos hacia y desde los dos aeropuertos que tiene la isla moviendo gran parte de sus frecuencias a otros destinos dentro del país como Cebú, Palawan o Bohol.