Mohamed Sofi considera que la gastronomía es “un verdadero arte de vivir en Marruecos”.
El director de la Oficina Nacional Marroquí de Turismo para España, Mohamed Sofi, señala a AGENTTRAVEL los productos culturales y gastronómicos más destacados del país africano y hace hincapié en que los turoperadores españoles están mostrando “un gran interés” en viajar al destino.
¿Qué oferta gastronómica, a nivel de eventos y espacios donde degustar y adquirir sus productos típicos, tiene Marruecos?
A imagen del país, la cocina es rica en sabores, en aromas y en colores. Las especias y las combinaciones de dulce y salado son mundialmente conocidas. Una gran importancia tiene también el arte de vestir la mesa. Los platos y los vasos son coloridos y decorados con ornamentos, haciendo los platos más apetecibles si cabe y la mesa más acogedora.
Con facilidad se unen los perfumes de azafrán, de comino y de cilantro, haciendo de cada comida una experiencia que requiere de todos los sentidos.
Cada región revela sus especialidades y tradiciones. En cuanto a las ciudades, asumen personalidades diferentes, rivalizando en encanto y en hospitalidad.
“Marruecos es un país con una cultura vibrante. Al recorrer el país, se descubre una tierra de arte e historia”.
Cabe señalar que la Unesco acaba de incluir el cuscús en su listado de 2020 de bienes ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’. Se puede degustar desde en un puesto en la famosa Plaza Jemaa El Fna hasta en uno de los muchos restaurantes de renombre internacional que se pueden encontrar en las principales ciudades del país.
¿Qué productos son los más destacados de su oferta cultural y qué la hace diferente de la de otros países?
Marruecos es un país con una cultura vibrante. Al recorrer el país, se descubre una tierra de arte e historia. En todas partes, las influencias se mezclan componiendo un patrimonio rico y variado que los museos y galerías de arte conservan, revalorizan y ponen al alcance del visitante.
En Rabat, al igual que en muchas otras ciudades marroquíes, los espacios celebran tanto la tradición como las nuevas creaciones. Así, en el Museo Mohammed VI, se pueden descubrir obras de artistas modernos y contemporáneos. En cuanto al Museo Arqueológico, muestra las riquezas de la larga historia de Marruecos, desde el Neolítico hasta la ocupación romana.
Marrakech rebosa de espacios culturales. Entre los imprescindibles figuran la villa Majorelle, el museo Bereber, Dar Si Said, el Museo del Patrimonio oincluso el Museo de Marrakech. Sin embargo, hay muchos otros tesoros aguardando a los aficionados al arte.
En otros lugares de Marruecos, los museos realzan la artesanía local. En Fez se encuentran el Museo Dar Batha o el Museo Nejjarine. En Safí, el Museo Nacional de Cerámica se centra en la alfarería. En Mequínez es imprescindible visitar el palacio Dar Jamai, mientras que en Tánger el Museo de la Kasbah. Más al sur del país, allá donde se extienden los límites del desierto, los museos rinden homenaje a las culturas nómadas. El Museo Laayoune, por ejemplo, alberga una importante colección dedicada a las artes del Sahara.
El Ksar de Ait Ben Hadu es uno de los Patrimonios de la Humanidad que tiene Marruecos.
Marruecos cuenta con una larga y rica historia. Quedan muchos restos que atestiguan la grandeza de su pasado: pre-romanos, romanos, fenicios o incluso prehistóricos, con hasta huellas de dinosaurios y pinturas rupestres. Por todas partes, demuestran la riqueza patrimonial del país y te garantizarán un viaje de lo más enriquecedor.
Volubilis, cerca de Meknes, es de visita obligada. Testigo de la grandeza romana, es el emplazamiento mejor conservado, y también el más frecuentado. En Lixus, permanece el recuerdo de la civilización cartaginense. Unos cimientos marcan la presencia de una antigua y rica ciudad comercial y marítima.
La autenticidad de Marruecos también se refleja en sus nueve bienes inscritos en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la Unesco, así como en sus seis Patrimonios Culturales Inmateriales. En todo el país, esta riqueza toma forma y se expresa de forma variada y, a menudo, festiva.
El moussem de Tan-Tan es grandioso: todos los años, las tribus nómadas del Sahara se reúnen allí para cantar, poetizar y celebrar su modo de vida. Por otra parte, en Sefrou, la fiesta de las cerezas celebra la belleza natural y cultural de la ciudad. Se elige a la Reina de las Cerezas y tiene lugar un desfile. La música, el baile y la fantasía están presentes por todas partes, así como los productos de la región.
Las habilidades marroquíes también han sido galardonadas por la Unesco y forman parte de su patrimonio inmaterial. Es el caso, por ejemplo, de las técnicas relacionadas con el argán. Este aceite, utilizado con fines alimenticios, médicos y cosméticos, se extrae mediante métodos tradicionales que se transmiten de generación en generación.
El espacio cultural de Jemaa El Fna, epicentro de Marrakech considerado patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad por la Unesco y escenario diario de expresiones artísticas, es el punto de encuentro de los habitantes y de los que vienen de fuera.
¿Están satisfechos con la conectividad de las aerolíneas entre España y Marruecos y la oferta de los turoperadores españoles teniendo en cuenta el contexto marcado por el coronavirus?
En el contexto actual complicado que estamos viviendo, estamos recuperando gradualmente las rutas operadas por las compañías aéreas tanto regulares como low cost.
En cuanto a los turoperadores españoles, estamos notando un alto interés por parte de ellos en volver a colaborar para reactivar el turismo hacia Marruecos.
