Tras dos años de pandemia en los que la movilidad internacional ha estado fuertemente restringida, el verano de 2022 se erigía como el del regreso a una gran normalidad, al menos en Occidente. Sin embargo, la guerra entre Rusia y Ucrania, las sanciones económicas, el auge de precios de la energía y la escasez de algunos elementos podía haber lastrado la recuperación que se preveía para este verano de la ‘venganza’, en el que el turismo internacional volvería generando el mismo efecto que el de descorchar una botella de champán. Pero las ganas han vencido a los miedos y se han traducido en una recuperación económica, al menos para el sur de Europa.
Y es que las cifras ponen en valor el trabajo del receptivo de los países del sur de Europa y cómo ha resurgido el turismo en dichas regiones. Países como Grecia, Italia, España y Portugal están viendo cómo estos visitantes regresan e, incluso, en algunos casos, superan los datos prepandemia.
De hecho, la tendencia es especialmente positiva en Grecia, un país donde el sector turístico supone el 25% de la economía y uno de cada cinco puestos de empleo. Según los datos de ForwardKeys, las reservas en Rodas y Mykonos ya superan en un 40% los volúmenes registrados antes de la pandemia. Y, en agosto, Grecia recibió a más de un millón de visitantes cada semana. Adicionalmente, dos de sus aeropuertos han registrado un número récord de pasajeros. Pero esto no solo sucede en el país heleno.
Otro ejemplo lo vemos en Italia, un país nada ajeno a los problemas energéticos que pasan por Europa. De hecho, su IPC se sitúa por encima del 8%. Y, a pesar de todo, el auge del turismo va a impulsar al país a vivir un crecimiento económico en el entorno al 3%, el único país del G7 que mantiene estas perspectivas tan positivas.
En el caso de Portugal, las últimas cifras publicadas de su instituto estadístico aseguran que el número de visitantes superó la cifra prepandemia en el mes de julio por primera vez desde la llegada de la COVID-19. De hecho, 1,8 millones de visitantes foráneos se alojaron en sus hoteles, 200.000 más que en el mismo mes de 2019, cuando el turismo suponía el 15% del PIB luso.
Y es que el alcanzamiento a estas cifras se debe, fundamentalmente, al impulso del turismo estadounidense. De hecho, se está viviendo un verano casi histórico. Las reservas de vuelos desde Estados Unidos al Viejo Continente se sitúan tan solo a un 6% de los datos de 2019, según ForwardKeys, incrementándose además el número de vuelos en algunas rutas, como a Grecia.
Este auge de los viajes hace que la ‘venganza’ de los turistas cautivos durante dos años se esté saldando, al menos para los residentes al otro lado del Atlántico, que aprovechan el auge del dólar frente el euro y los ahorros de los últimos años para regresar a la normalidad en sus viajes. Y eso la economía del sur de Europa lo agradece.