La Unión Europea (UE) y Reino Unido llegaron el jueves en Bruselas a un acuerdo sobre las condiciones de su relación futura para evitar un Brexit a las bravas el próximo 31 de diciembre, cuando los británicos dejen de ser parte del club comunitario. El pacto finalmente será menos ambicioso de lo que la Unión Europea aspiraba, pero asegurará la continuidad de la conectividad aérea, vial y marítima.
En materia aérea, las aerolíneas británicas dejarán de poder operar vuelos comerciales intraeuropeos aunque sí podrán mantener las rutas que unan Reino Unido con destinos en la UE. Además, según ha subrayado la Comisión Europea, el pacto incluye disposiciones para garantizar que la competencia entre los operadores de ambas partes asegure "altos niveles" de seguridad en el transporte, los derechos de los trabajadores y los pasajeros y la protección al medio ambiente.
En cuanto a los viajeros, corresponderá a Reino Unido determinar si los ciudadanos de la UE que visitan el país para estancias cortas tendrán que conseguir un visado.
Los viajeros de corta duración procedentes de Reino Unido pueden visitar el bloque durante 90 días en cualquier período de 180, según el Gobierno británico. Los turistas seguirán estando cubiertos por un plan de atención médica mutua en caso de emergencia.