Canarias, la Costa del Sol o la Costa Valenciana acogen numerosos destinos maduros, con infraestructuras que dan servicio desde hace décadas y hoteles que se mantienen en pie desde que el desarrollo turístico comenzó en nuestro país. Pero estos últimos, lejos de estancarse, han aprovechado el parón del coronavirus para modernizarse y, con ello, contribuir a la reconversión de sus municipios.
“Durante la pandemia, el sector ha invertido más de 260 millones en reformar instalaciones”, asegura en la revista AGENTTRAVEL la secretaria general de la Asociación Empresarial Hotelera y Turística de la Comunidad Valenciana (Hosbec), Nuria Montes, para quien “todos los hoteles de la región están adaptados a las nuevas demandas del mercado”.
Aunque considera que “pocas plantas hoteleras están tan modernizadas y renovadas como la valenciana”, la responsable de Hosbec apuesta por continuar invirtiendo para “mejorar espacios y dotar de confortabilidad al hotel”, así como diferenciar el producto y especializarse en un mercado.
Las inversiones estarán dirigidas hacia los procesos de reconocimiento facial para mejorar el check in, la mejora de espacios, la incorporación de criterios de seguridad e innovación y la diferenciación y especialización del producto. “Los hoteles saben hacer todo esto muy bien, y no tendrán problemas en volver a situarse con éxito en un escenario pospandemia”, sostiene Montes.
También desde la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel) aseguran que antes de la pandemia estaban trabajando en estrategias de sostenibilidad y en la aceleración de la incorporación de la tecnología en las empresas.
“Trabajamos en proyectos de energías fotovoltaicas y de kilómetro 0”, explica el gerente de la asociación, Juan Pablo González. En su opinión, la limitación de consumo energético se traduce en una reducción de costes, pero influye también, junto a otras medidas medioambientales, en la percepción de un cliente con más preocupación por este tipo de elementos.
González señala que la pandemia “ha permitido acelerar procesos” relacionados con la tecnología e insiste en que el viajero fija ahora como prioridades la seguridad física, que puede convertirse en un factor de diferenciación, o el respeto al medio ambiente. “El cliente tiene ahora herramientas para comparar la huella de carbono, informarse de dónde viene la energía que suministra el hotel o si los productos que consume son locales”, añade.
Decreto de Modernización Hotelera
Al margen de las medidas que han emprendido los hoteleros de los destinos maduros, el vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Javier Hernández, señala que las administraciones, en este caso la andaluza, también pueden ayudar a la reconversión de estos municipios.
Para ello, apuesta por la utilidad del Decreto de Modernización Hotelera, que se aprobó en Andalucía el pasado 6 de julio y permitirá, a su juicio, “una readaptación a nivel tecnológico y digital de ciertos establecimientos y destinos”, además de erigirse como “un punto de partida para la incorporación de nuevos servicios a los clientes”.
El objeto es mejorar la calidad de los establecimientos turísticos en suelo urbano permitiendo que, amparados en la situación crítica del sector por la pandemia, aumenten su edificabilidad hasta un 15%, e incluso hasta un 20% si se corresponde con un aumento de categoría.
Si este aumento supone un incremento del aprovechamiento objetivo en más del 10%, se precisa llevar a cabo un instrumento de planeamiento urbanístico, de ahí que se ha establecido para esta medida extraordinaria un plazo de tres años para solicitar licencia o iniciar la modificación del planeamiento.
González cree que el decreto también servirá para implantar actuaciones en materia de sostenibilidad, en ámbitos como la huella de carbono, el reciclaje, la economía circular, la huella hídrica o las energías renovables.
El directivo considera que el decreto puede tener unos efectos similares a la disposición adicional cuarta de la Ley del Turismo Balear, “que permitió hasta 1.800 millones de reinversión en los hoteles existentes y 7.000 empleos directos”.