Coincidiendo con el inicio oficial del verano, y animados por la excelente acogida dispensada a sus estudios e investigaciones, el Observatorio Nacional del Turismo Emisor, ObservaTUR, acaba publicar por segundo año consecutivo su nuevo informe de temporada, un análisis que tiene como fin proporcionar un mejor entendimiento de las pautas de conducta del viajero nacional de cara a la campaña estival de vacaciones.

Porque conocer al cliente –en este caso, nacional– es una de las claves de este instrumento de seguimiento y monitorización del turismo emisor, como así lo han entendido desde un primer momento las firmas promotoras de esta iniciativa multisegmento: Amadeus España, AON, Beroni, Viajes Carrefour, Confebus, Iberia, Movelia, ReiniziaT, Renfe-SNCF en Cooperación y UNAV.

 Indagar cómo se inspira, cómo reserva, qué destinos y servicios demanda en mayor medida, cuáles son sus hábitos y preferencias de compra, por citar unos aspectos concretos, son asuntos cada vez más necesarios para las empresas del sector del turismo y los viajes (y para el conjunto de las compañías, me atrevo a decir) a la hora de efectuar una planificación de las acciones más acertada si cabe y una mejor optimización de la gestión y de los recursos.

Sin embargo, más allá del mes de vacaciones, el gasto que se efectuará o con quién se viaja, lo más sustancial que tienen estudios de esta naturaleza, como digo, es que profundizan en el conocimiento de los clientes, y con ello es posible avanzar en la mejora de su experiencia como usuario.

Y mejorar nuestro servicio y nuestros productos –y hacerlo en todas las etapas del viaje– es el reto al que nos enfrentamos a diario todos y cada uno de los actores que participamos en esta apasionante industria turística, que es una de las principales fuentes de riqueza de nuestro país, responsable del 14,6% del PIB nacional y da empleo a 2,8 millones de trabajadores en España.

 Estudios como el de ObservaTUR, en todo caso, no sólo posibilitan ahondar en las pautas de conducta de los viajeros en sus periodos vacacionales, sino que también sirven para anticipar el futuro hacia el que nos encaminamos y prepararnos mejor para abordar ese futuro.

En materia tecnológica, por ejemplo, un adecuado conocimiento del cliente nos permitirá avanzar en el diseño de nuevas herramientas que faciliten soluciones adaptadas a las nuevas necesidades que puedan identificarse. La transformación digital de las compañías, algo tan presente en el momento actual, puede carecer de sentido si no ponemos al viajero en el centro de nuestras estrategias y para ello, conocerle en profundidad es algo fundamental.

En mi opinión, uno de los grandes retos de futuro de nuestra industria sin lugar a dudas es la personalización de los viajes, y esta experiencia de cliente única y personal que nos están demandando solo se podrá conseguir de manera efectiva, si las compañías turísticas ponen el foco en el conocimiento profundo de los viajeros como eje central de todas sus estrategias de transformación digital.