En las últimas horas, la posible aprobación de una tasa turística en la Comunidad Valenciana está llevando al extremo a todos los actores implicados. Por un lado, los políticos, gestores e impulsores de la norma, están debatiendo sobre si aprobar la medida, que debería posteriormente ser impuesta por cada municipio si lo considera adecuado.
De momento, lo que todo parecía un acuerdo político para aprobar la medida en las cortes valencianas se ha dinamitado. En concreto, ha sido el socialista Francesc Colmenar, secretario autonómico de Turismo, el que ha asegurado que, en caso de obtener la mayoría suficiente en el marco parlamentario la normativa, él presentará su dimisión.
Ante esta salida precipitada del ejecutivo valenciano, Ximo Puig, el presidente autonómico, ha remarcado que no cree que la tasa se llegue a aplicar “en prácticamente ninguna ciudad”, intentando así limitar la responsabilidad que pudiera tener su partido ante la salida de su compañero por el pacto acordado entre el PSPV, Compromís y UP.
A pesar de ello, Puig ha remarcado que la tasa –que oscilaría entre los 0,5 y los dos euros por jornada dependiendo del tipo de alojamiento– no supondrá un “desastre” para el sector. “Ahora bien, creo que no es el momento, lo he dicho muchas veces, pero no hay que plantearlo en términos catastróficos y como si el problema real del sector fuera la tasa turística”, ha comentado.
Valencia apuesta por aplicarla
Desde que han sido públicas las discrepancias dentro del propio Gobierno valenciano, los diferentes consistorios han ido manifestando su posición con respecto a la tasa turística. Y es que, aunque la medida es autonómica, la aplicación depende directamente de cada ayuntamiento, decidiendo si la imponen o no.
Uno de los primeros en manifestarse ha sido el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que ha señalado que ve con buenos ojos que se aplace su aplicación hasta el año 2023 “pero no más”, y ha instado a los detractores a que pregunten por la tasa en aquellos territorios en los que está vigente.
“Creo que mi grupo ha llegado a un acuerdo del Gobierno de la Generalitat para que se presente el proyecto y se aplace hasta 2023 pero no más”, ha recalcado Ribó, quien ha añadido que se trata de un impuesto que tiene la “inmensa mayoría de ciudades europeas” y no afecta al número de visitantes que reciben.
En esta línea, ha instado a preguntar al alcalde de Venecia, a la alcaldesa de Ámsterdam “o a quien quieran” y ha hecho hincapié en que no la pagan ni los hoteleros ni quienes viven en la ciudad sino los visitantes. “Y es una cosa absolutamente razonable porque utilizan servicios que tenemos que pagar los valencianos, y si no lo hacen ellos, lo tenemos que hacer nosotros”, como en el caso de la seguridad o la limpieza.
Por ello, ha instado a quienes se oponen a la tasa, como a Colomer, a que expliquen los motivos de esa oposición porque no les entiende y no lo ve “comprensible”.
“¿Por qué no preguntan a las Baleares?, por ejemplo, donde gobiernan ellos... porque yo he hablado con el alcalde de Palma y no hay ningún problema”, ha expuesto Ribó, quien incide en que “no tiene sentido” ya que “es una manera de ayudar a tener servicios de calidad para turistas y valencianos y para que el coste de estos servicios no recaiga en los que vivimos en esta ciudad”.
Garamendi la considera un “error”
El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ha considerado como “un error” la tasa turística y ha señalado que representa “impuestos ideológicos” para “recaudar” que no “arreglan nada”.
Asimismo, ha alertado del rechazo que puede generar en la gente que la debe pagar cuando visita un destino en el que está impuesta y ha apuntado que en el caso de la Comunidad Valenciana puede suponer “una pega más” a un sector, el turístico, que “está tocado” y que “ha pasado dos años horribles” a partir de la pandemia y la crisis generada por ella.
Al mismo tiempo, ha calificado de “espectacular” el “potencial” de esta autonomía “con el turismo” y ha abogado por tener en cuenta la opinión del sector hotelero y de la hostelería. “No han preguntado a los hoteles y a la hostelería. Me parece increíble”, ha dicho.
“No van a recaudar nada y encima, lo único que van a conseguir es que la gente se cabree cuando vaya” a un destino “y le pongan tasa de no sé qué”, ha añadido el representante de los empresarios. “Es ridículo, son permanentemente impuestos ideológicos porque son impuestos para recaudar”, ha resaltado.
Antonio Garamendi ha expresado así su oposición a la tasa turística y ha rechazado que se vayan planteando nuevas porque ya hay “bastantes impuestos” que pagar. “Mañana es esta y pasado es otra” cuando “ya pagamos bastantes impuestos”, ha declarado.
“Nosotros estamos totalmente en contra de eso. No arreglan nada y lo único que provocan es que a un sector que está tocado como es el turismo en esta comunidad, que ha pasado dos años horribles, se le ponga una pega más con una tasa sea la que tenga que ser”, ha manifestado.
“Creo que no va a ningún lado”, ha aseverado Garamendi, además de advertir de que quizá pueda generar que la gente cambie de destino. “Que diga en vez de aquí me voy a otro lado”, ha precisado.
Podría tener un efecto “positivo”
El responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, manifestó en el mes de febrero que la implantación de esta medida “podría tener un efecto incluso positivo, siempre que se maximice el beneficio que tiene el coste” y, si a cambio, proporciona a los turistas una mejora de los servicios que van a encontrar cuando lleguen.
Para el analista económico, lo que hay que hacer es un “análisis coste/beneficio”. “Si se hace con afán estrictamente recaudatorio, pero no proporciona una mejora de los servicios tendrá un efecto negativo sobre el turismo, pero si, por el contrario, el objetivo de la tasa es mejorar los servicios que encuentran los turistas, el efecto podría ser incluso positivo, siempre que se maximice el beneficio que tiene el coste”, añadió.
De momento, lo que hay seguro es que hay una enorme oposición de la aplicación de dicha tasa turística. De hecho, a raíz de la propuesta de la creación de la medida se originó la plataforma ‘#NoALaTasaTurística’, cuyo manifiesto hace ver que “no es el momento” para su aplicación. Hasta la fecha, más de 60 entidades, entre asociaciones, empresas o partidos políticos, entre otros, han firmado el manifiesto.