Las certificaciones en materia de sostenibilidad se han convertido en el objetivo a conseguir por algunas compañías turísticas, que las ven como herramienta para, por un lado, garantizar su compromiso social y medioambiental, al tiempo que se convierten en potentes herramientas de marketing.
Para hablar sobre el papel que cumplen las certificaciones en el ámbito de la sostenibilidad turística, el primer Sustainability Lab organizado por Noruega esta semana en Madrid ha tratado con un panel de expertos que han confirmado que no todas estas herramientas valen para todas las compañías que desean obtenerlas, y que, además, siempre deben de estar adaptadas a cada corporación.
La ponencia la arrancó Juanma Martínez, Managing Director de Green & Human, que recordó que el pasado año se aprobaron 800 textos legales relacionados con la sostenibilidad. Además, el mercado ha cambiado, ya que “cuestiones que antes eran aceptadas ya no son admisibles, y han aparecido nuevas demandas”.
En esta línea, Víctor Fernández, socio fundador y director de La Buena Huella, señaló que, a la hora de certificar a una empresa, es necesario recordar que “no hay una igualdad en la operación” entre dos empresas, por lo que “tampoco lo habrá en la certificación”. Pero, previamente, quiso hablar de la “normalización”. “Sucede que los departamentos trabajan de espaldas al resto de la organización para conseguir una certificación en lugar de ir todos a una como compañía”. Por ello, considera relevante unificar los métodos y funcionamientos para conseguir dicha meta.
Una vez normalizada la operativa interna, es importante “buscar qué certificación es la que más nos interesa e ir a por ella”. En este sentido, recordó la importancia que tiene que las certificadoras adapten sus criterios en base a la compañía que se examina y, desde el punto de vista de la empresa, tener en cuenta “qué certificación es la más rentable al pensar en nuestra competitividad”.
Yolanda Bazán, responsable de equipo técnico de Biosphere, apuntó a este respecto que lanza sistemas específicos de acciones a llevar a cabo dependiendo de cada empresa. “Trabajamos con más de 32 tipologías diferentes de empresas y nos vamos adaptando dependiendo de cada una de ellas”. Igualmente, señaló que, una vez concedido el título, Biosphere comunica el hito para conseguir “que el cliente final realice compras más responsables”.
Entre las labores más complejas para conseguir una certificación, detalla Raquel Torres, fundadora de Qalma, es el encontrar “la norma que mejor se ajusta a nosotros”. “Cuando lo hemos decidido, vamos a tener que hacer un análisis interno, con autocrítica, pensando en lo que queremos y hacia dónde queremos dirigirnos”. Además, Torres asegura que es importante “saber que hay que hacer cambios en la organización”, teniendo en cuenta los requisitos legales que deben cumplirse previamente.
Una vez obtenida la certificación, comunicar al respecto se ha convertido en el objetivo de muchas compañías turísticas. Para hablar al respecto, Macarena Rodríguez, directora de operaciones en Ético, cree que es, más importante que la comunicación, es la “formación”. “Nos ponemos a trabajar en estrategias de sostenibilidad y queremos enviar notas de prensa, pero la mayor parte de la organización desconoce por qué lo estamos haciendo”.
Por ello, consideran que es importante que se den cambios culturales en las compañías para que este tipo de información llegue a todo el personal y sirva como elemento motivador para los empleados, además de convertirse en grandes incentivadores de la motivación empresarial.
Ya en el ámbito de la comunicación externa, Rodríguez considera que es muy relevante hablar “de acciones concretas, con datos concisos y que se puedan monitorizar”, rechazando en todo momento aquellas informaciones en las que esto no se aporte.
Una cuestión politizada
Rodríguez, además, cree que uno de los grandes problemas a los que se enfrenta actualmente la sostenibilidad es que “en España no somos capaces de separarla de los partidos políticos”, en un movimiento que cree que “va a hacer mucho daño en los próximos años”. “En cambio, en Alemania lo tienen muy separado, y a nivel político no hay conflictos”, expuso.
Por ello, Víctor Fernandez considera que “el término ‘sostenibilidad’ ha muerto, pero debe dejar paso a otros términos, como regeneración” para evitar la confrontación política que se está generando en torno a las cuestiones de sostenibilidad en el ámbito político. A modo de conclusión, Fernández finalizó afirmando que “no todas las certificaciones valen a todas las corporaciones y las certificaciones deben adaptarse a cada entidad”.