El reconocimiento facial es una de las herramientas tecnológicas que más están avanzando en la industria tecnológica. Tanto es así que, a día de hoy, nuestros teléfonos usan este sistema para proporcionarnos un acceso seguro, o herramientas de seguridad de todo el mundo usan este sistema, impulsado en muchas ocasiones de inteligencia artificial, para controlar espacios públicos.
No obstante, el reconocimiento facial se ha convertido también en un aliado para el sector turístico, pudiéndose desarrollar herramientas que eliminen procesos de fricción con los clientes, como en las aerolíneas y en los hoteles.
Actualmente, estos sistemas, que pueden parecer de “película de agentes secretos o futuristas” utilizan los “sistemas biométricos, ya sea la huella dactilar, iris, voz y otros elementos que puedan identificarnos de manera inequívoca para ofrecer un acceso seguro, cómodo y eficiente” a diferentes procesos, como resume Albert Fornells, catedrático de Turismo, Sostenibilidad e Innovación del IQS School of Management, Universidad Ramon Llull.
De esta forma, el profesor afirma que este sistema cuenta con grandes ventajas, ya que “podemos garantizar la identificación de la persona” al tiempo que “simplifica la operativa y reduce sus costes”, además de permitir “personalizar la experiencia del cliente en los diferentes touch points del viajero”, afirma a AGENTTRAVEL.
Esta tecnología, aunque lleva tiempo con nosotros, sigue evolucionando a gran velocidad “de la mano de tras grandes áreas interrelacionadas”. Así, cada vez mejoran más en materia de eficiencia tecnológica, con la incorporación de algoritmos “que mejoran la precusión y reducen la tasa de errores” con situaciones donde pueden fallar (falta de luz, cubrir parcialmente el rostro con gafas o gorros, etc.), así como la identificación adecuada en entorno donde los usuarios se mueven rápidamente.
Además, como reconoce Fornells, también se está avanzando para detectar “expresiones emocionales” en tiempo real, abriendo “un abanico muy extenso de aplicaciones y usos para personalizar la experiencia del usuario”.
Revolución para aerolíneas y hoteles
Los avances en materia de reconocimiento facial pueden ser uno de los “aliados más innovadores de aerolíneas y hoteles”, como confirma el catedrático. Gracias a su implantación y desarrollo, puede “proporcionar una experiencia única desde el primer contacto hasta la despedida y desbloquear una experiencia VIP sin precedentes”, añade.
Entre las posibilidades que se desbloquean de la mano del reconocimiento facial, se encuentra, por ejemplo, que, a la llegada a un hotel, donde “el sistema te identifica y te saluda por tu nombre” para después ir “hacia tu habitación sin esperas. En posible de segundos es posible recibir información personalizada en tiempo real” sobre la situación del servicio contratado, permitiendo un “servicio personalizado en cada interacción”, como personalizar la iluminación o la temperatura, poniendo música de fondo, consumiciones o películas. A todo ello, además, se suma el beneficio de la seguridad “para detectar y prevenir cualquier actividad sospechosa o intrusión no autorizada”.
En el caso de los aeropuertos, por ejemplo, se está trabajando en un proyecto conjunto entre diversas aerolíneas y Aena para ir implantando puntos de acceso en los que la biometría juega el papel principal de la identificación de los clientes, eliminando así contacto con personal del aeropuerto y garantizando una mayor seguridad.
El cuidado con los datos
Uno de los mayores peligros existentes dentro de este ámbito es tener en cuenta la necesidad de almacenar datos delicados y el tratamiento que de ellos se hace, por lo que las compañías que están empezando estos desarrollos “implantan diversas medidas y enfoques de seguridad para mitigar los riesgos y mantener la integridad” de los datos, explica Fornells.
Para ello, emplean “encriptación avanzada para almacenar y transmitir los datos biométricos”, garantizando que, incluso si un atacante los intercepta, “no podrá descifrarlos sin las claves de cifrado”. Además, estos datos están cuidadosamente almacenados de forma descentralizado, de forma que estos “se fragmentan y almacenan en múltiples ubicaciones”, por lo que es muy complicado conseguir acceder a la totalidad de los mismos.
Además, el acceso a los mismos está muy controlado “mediante sistemas de autenticación y autorización robustos”, con acceso muy limitado, así como se han implementado “sistemas de supervisión y detección de anomalías” para adelantarse a los atacantes ante el más mínimo atisbo de peligro.
“Esto implica el monitoreo constante de los intentos de acceso y la detección de patrones anómalos que puedan indicar una violación de seguridad. Al detectar tales anomalías, se generan alertas y se toman medidas adicionales para mitigar cualquier riesgo potencial”, añade el catedrático.
Es en este ámbito, precisamente, donde las compañías más deben trabajar, para asegurar que estos datos están totalmente seguros, ya que “la ciberseguridad es uno de los grandes retos y riesgos de nuestra sociedad en los próximos años” ante los peligros que una filtración pueden desencadenar.
“Ya sea por un ataque a través de una vulnerabilidad en el software, una mala configuración, un acceso no autorizado o un mal uso de los datos por parte de terceros, el acceso a nuestras contraseñas, certificados digitales o datos biométricos puede suponer una suplantación de nuestra identidad y, consecuentemente, conceder acceso a nuestro hogar, oficina, cuentas bancarias y/o cualquier otro entorno digital”, alerta Fornells.
“Por ello, es esencial mantenerse actualizado sobre las últimas amenazas y vulnerabilidades en cualquier ámbito y colaborar en la mejora continua de las prácticas de seguridad para proteger eficazmente los datos tanto biométricos como los que no lo son”, recalca el experto.
Una vigilancia extrema
Entre los peligros que se desencadenan con el uso del reconocimiento facial es un posible uso desenfrenado de estas herramientas, provocando problemas de privacidad y de ética. Ante ello, Fornells considera fundamental “obtener el consentimiento de los individuos” antes de utilizar estos datos.
“El uso desenfrenado del reconocimiento facial plantea una grave amenaza a la privacidad de los individuos y el control personal. Estos sistemas invasivos recopilan datos biométricos altamente sensibles, lo que significa que tu rostro se convierte en una herramienta de vigilancia constante”, remarca el experto.
No obstante, también confirma que aun quedan desafíos por superar en materia de precisión, pudiendo generar problemas de “identificación incorrecta, especialmente en situaciones con poca iluminación, cambios en la apariencia facial o cuando se comparan con bases de datos extensas”, pudiendo generar “falsos positivos o negativos”, con el problema adyacente que genera.
Esto puede provocar, además, una cierta resistencia a la aceptación de los usuarios, por lo que deben existir “alternativas de validación” hasta que el sistema esté total y completamente afinado para evitar errores.
Por tanto, es importante abordar estas desventajas y preocupaciones mediante una implementación cuidadosa, transparencia en las políticas de privacidad, pruebas exhaustivas de precisión y equidad, así como la educación y el diálogo con los usuarios para garantizar una experiencia segura y confiable.
El reconocimiento facial, una revolución en ciernes en el sector turístico
1 COMENTARIOS
FLORENCIO RODRIGUEZ
18/09/2023 | 10:14 horas
#1
UN ROLO PARA NUESTROS CLIENTES Y PARA NOSOTROS MISMOS QUE LES TIENES QUE HACER TODO