El turismo tiene un gran potencial para generar experiencias transformadoras que nos hagan ver el mundo de otra manera.
En un reciente viaje a Colombia, tuve la oportunidad de visitar el Parque Nacional Natural de Tayrona, una de las reservas naturales más importantes de Sudamérica. El parque, ubicado en las estribaciones de la Sierra Nevada, es un paraíso natural en el que se concentran numerosas especies de árboles y plantas, playas blancas y diferentes especies animales. Durante la visita al parque, encontré un panel de madera en una de las playas que me llamó la atención. A través de breves textos e iconos, el gestor del parque invitaba a los visitantes a reflexionar:
“Hasta que no cambies aquí (en el corazón), y lo apliques aquí (en casa), nada cambiará aquí (en el planeta)”.
Creo que este mensaje expresa en pocas palabras un tema clave para diseñar una industria turística más responsable: es necesaria una transformación individual como primer paso para generar un cambio a gran escala. Una experiencia transformadora (más o menos profunda) que despierte nuestra sensibilidad hacia el planeta y hacia las personas y que genere una actitud responsable en nuestro interior.
Pablo Martínez de Anguita lo explica brillantemente en su libro Environmental Solidarity: es necesaria una experiencia de asombro y admiración con el entorno, una conexión estrecha con paisajes y personas, para “despertar”. Solo a través de la valoración de la belleza se puede generar un sentimiento de responsabilidad para cuidar y proteger el mundo en el que vivimos y a las personas que nos rodean.
Si esto es así, ¿cómo realizar esta transformación de la sensibilidad individual (el corazón representado en el panel) de manera que cambien nuestros hábitos (en casa) y se logre un impacto a escala global (en el planeta)?
El turismo tiene un gran potencial para generar experiencias transformadoras que nos hagan ver el mundo de otra manera. Estoy convencido de que la mayoría de los lectores han experimentado un momento de conexión intensa con un lugar o una comunidad durante algún viaje vacacional y de que esta experiencia ha cambiado de alguna forma su manera de ver el mundo.
La industria turística puede ofrecer este tipo de experiencias que vayan un paso más allá, proporcionando experiencias que iluminen al viajero y lo hagan más responsable. Desde hace unos años, el turismo transformador, regenerativo o mindful tienen una creciente aceptación entre viajeros de todo el mundo. Pero, de alguna manera, todas las empresas del sector (desde un servicio de transporte, pasando por una estancia en un hotel, hasta una visita turística) pueden adoptar esta filosofía, convirtiéndose en agentes de cambio.
En ESCP Business School estamos convencidos de que la sostenibilidad debe ser el elemento transformador de la industria turística, y desde hace más de una década, formamos a los futuros líderes de la industria en nuestro Master in Hospitality and Tourism Management. En este programa combinamos una sólida formación técnica en diferentes áreas de management (hard skills) con una nueva serie de habilidades personales para enfrentarse a este mundo cambiante (soft skills).
La sostenibilidad, piedra angular del programa, se introduce a través de asignaturas específicas, proyectos de consultoría con empresas del sector, experiencias inmersivas (como actividades de senderismo en la sierra Norte de Madrid) o actividades de investigación aplicada, dotamos a nuestros alumnos de la visión y las herramientas necesarias para transformar la industria.
Las llamadas hard skills (cada vez más expuestas a la Inteligencia Artificial y los nuevos desarrollos tecnológicos) deben ser complementadas con las soft skills (capacidad de conexión, empatía, creatividad, visión estratégica, liderazgo para el cambio) para transformar el sector. Estas habilidades son las que nos permitirán construir el turismo del futuro.
