Observatur augura un “futuro feliz” respecto a los viajes de incentivos y espera que el volumen de negocio de la industria MICE europea se aproxime a los 250 mil millones el año que viene.
Esta tipología de viajes en España ayuda a paliar el problema de la fuerte estacionalidad que caracteriza la actividad turística. De este modo, se completa la demanda en los periodos valle de la demanda vacacional mayoritaria. Según un estudio de ObservaTUR, los meses en los cuales se realizan más viajes de incentivos son mayo, octubre y abril. Por el contrario, los periodos con menor cantidad de este tipo de viajes son julio, agosto y diciembre.
De esta manera, los viajes de incentivos son un flujo de clientes susceptibles de poder ser fidelizados. Así, se asegura una continuidad en la demanda en el tiempo. Según estima el estudio, la combinación de ocio y negocio en los viajes podría generar casi 1.500 millones de euros para el sector turístico en España.
De hecho, el 83% de los viajeros de negocios visitan el destino durante su estancia, mientras que un 37% extiende su viaje más de tres días por placer.
Los viajeros que realizan desplazamientos de incentivos presentan un gasto medio por día más elevado que otras categorías turísticas, exactamente un 30% más. Es por ello que se trata de uno de los segmentos más rentables para las zonas e industrias turísticas.
Observatur recoge un dato de Turespaña en el que se expone que nuestro país acoge anualmente más de 20.000 eventos y congresos de todo tipo. Con esta cifra, España es el segundo país del mundo con más viajes de incentivos.
Con todo, Observatur augura un “futuro feliz” respecto a los viajes de incentivos. Se prevé que el volumen de negocio de la industria de reuniones europea se aproxime a los 250 mil millones de euros el año que viene.
Según el estudio, “el viaje de incentivos es una herramienta potente de ventas y rentabilidad, que sirve a la fidelización de los empleados y distribuidores”. Además, es capaz de transferir cultura corporativa a estos y otros públicos de interés para las organizaciones. Además, este tipo de viaje “ha sido uno de los instrumentos tradicionales de las redes comerciales, con el propósito de propósito de incentivar la fuerza de ventas”.
Los viajes de incentivos deben ser especiales e impactar, según Observatur. Es un viaje que huye de la masificación, que permite acercar las economías locales y que dispone de un componente social y cultural. Además, está en constante evolución.
“El mundo de los viajes de incentivo demanda cada vez más experiencias inmersivas e innovadores”, arroja el estudio. Y es que contribuyen al compromiso con las organizaciones y promueven la cohesión y el sentimiento de orgullo de pertenencia.
Desde Observatur afirman que hay una apuesta firme de muchos destinos para atraer al público de esta vertiente turística. De hecho, están apareciendo nuevos destinos que todavía no han sido proyectados en exceso.
