La Generalitat ha cifrado en un 46% los visitantes de enoturismo en Cataluña que son catalanes, mientras que el 43% son internacionales (el 37% de ellos, europeos) y el 11% restante de toda España.
La directora General de Turismo de la Generalitat, Marta Domènech, ha defendido esta semana situar a Cataluña como “destinación enogastronómica de referencia a escala mundial”, durante la presentación del perfil de visitantes en bodegas catalanas, informa el Govern en un comunicado.
El director de la Agencia Catalana de Turismo de la Generalitat, Narcís Ferrer, ha abogado por “adaptar la oferta a dos públicos”, al diferenciar el visitante catalán –de fin de semana– y el extranjero, así como impulsar sinergias en materia de cultura y de restauración con agentes del entorno.
El estudio actualiza los datos de 2018 a partir de entrevistas en bodegas de todas las denominaciones de origen: la media de edad de los visitantes catalanes es de 50 años –el 80% de ellos superan los 40–, viajan principalmente con amigos (36%) o en pareja (31%), y el 61% lo hace en grupos organizados, y la mayoría “no son expertos ni altamente vinculados con el mundo del vino”.
Los visitantes extranjeros tienen una vinculación más elevada: para el 52% de ellos es la primera visita a una bodega de Cataluña, y la cantidad de turistas que repite pasa del 31% al 48% respecto al informe previo.
Visitas y catas, lo más deseado
Las visitas y catas son la experiencia que más realizan, e invierten en ello una media de 29 euros, nueve más que en 2018, mientras que el gasto en las tiendas ha pasado de los 25 a los 37 euros.
Los catalanes se desplazan en coche propio y duermen en sus casas, mientras que los extranjeros lo hacen en hoteles de cuatro estrellas y alojamientos rurales, que en la mitad de los casos están ubicados en Barcelona.