El impuesto sobre estancias turísticas de Cataluña cumplió el pasado viernes un año desde que entró en vigor el 1 de noviembre de 2012, a pesar del rechazo del sector, para nutrir un fondo para fomentar y promocionar el turismo.
Hasta la fecha, el Govern ha recaudado 19 millones de euros, que corresponden a las estancias entre noviembre de 2012 y junio de 2013, y la estimación es rondar los 42 millones a cierre de 2013, una vez contabilizado el grueso de los ingresos de la temporada turística de verano.
Del total de la recaudación, el 30% se destinará a las administraciones locales y el 70% restante lo gestionará el Govern para invertir en la mejora de recursos y productos turísticos, infraestructuras y promoción de Cataluña como destino turístico internacional.
Las estimaciones de la Generalitat en el momento de la implantación de la tasa eran recaudar 50 millones de euros a final de este año con la previsión de que el impuesto llegara a generar 100 millones de euros de ingresos para las arcas públicas.
Sin embargo, el conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig, señaló en junio que el máximo potencial de la tasa se ha reducido a entre 70 y 80 millones, debido a que finalmente no recae sobre todos los cruceros y afecta a los usuarios mayores de 16 años, cuando inicialmente el tope se había establecido en los doce años.
Puig confió en que el afloramiento de la oferta turística sumergida, como apartamentos turísticos no declarados como tales, ayude a alcanzar los futuros 80 millones, ya que aumentarían los establecimientos sobre los que recaería la tasa.
Impuesto para mayores de 16 años
Este gravamen lo deben abonar todas las personas mayores de 16 años que se alojen en un establecimiento turístico catalán, excepto las que participen en un programa social que incluya estancia en alojamientos turísticos.
En Barcelona, los hoteles de cinco estrellas y cruceros deben facturar a sus clientes 2,25 euros por noche; los de cuatro, 1,10 euros, y en el resto de establecimientos –turismo rural, apartamentos turísticos y campings–, 0,65 euros; mientras que en el resto de Cataluña los hoteles de cinco estrellas y cruceros cobrarán 2,25 euros, los de cuatro estrellas, 0,9 euros y el resto de locales 0,45 euros.
Rechazo inicial del sector
El sector turístico catalán mostró un rechazo frontal ante la tasa cuando el Govern la anunció a finales de 2011, ya que afecta al precio final y discrimina a los alojamientos catalanes de los del resto de España, pero las posturas críticas se rebajaron después de las negociaciones con la Dirección General de Turismo.
La Confederación Empresarial de Hostelería, Restauración, y Apartamentos Turísticos de Cataluña (CEHRATC) ha asegurado esta semana que la tasa genera un mayor rechazo entre los viajeros españoles que entre los extranjeros, y ha destacado que, a pesar de su oposición inicial, la tasa se ha aplicado sin problemas destacables, gracias a las entidades de la confederación, que acataron y aplicaron la decisión “con responsabilidad y rigor”.
A pesar de ello, las zonas turísticas del interior de Cataluña, el Pirineo y la provincia de Lleida continúan mostrando su oposición frontal porque consideran que supone un “grave perjuicio” para la competitividad de su oferta turística.
En las últimas semanas, los campings de Lleida han reclamado parte de los ingresos derivados de la tasa para financiar sus políticas de promoción y para mantener y mejorar las infraestructuras de las instalaciones.