El ‘slow travel’ prioriza la experiencia del viaje sobre el hábito de visitar muchos lugares en poco tiempo, dedicando el tiempo necesario a conocer y disfrutar del destino en lugar de visitar atracciones turísticas con prisas. Es una tendencia al alza para evitar destinos masificados, pero desconocida para el 77% de los españoles, según el estudio Travel Trends Report elaborado por Trainline.
A pesar de este porcentaje cuando descubren en qué consiste el ‘slow travel’, el 80% muestra interés por esta manera de viajar.
Los ‘slow travelers’ reivindican una forma de viajar pausada en la que lo que importa es la calidad de la experiencia y no la cantidad, huyendo de los lugares masificados, por lo que no es de extrañar que cada vez más personas se sientan atraídas por este tipo de vacaciones.
Tiempo, inmersión cultural y sostenibilidad
El ‘slow travel’ se basa en tres pilares fundamentalmente: el tiempo, la inmersión cultural y la sostenibilidad. Durante un ‘slow travel’ el tiempo es determinante, no porque deba aprovecharse al máximo, sino todo lo contrario.
Se debe dedicar el tiempo necesario a conocer y disfrutar el lugar que se visita, sin horarios ni prisas. Aboga también por la flexibilidad, permitiendo pasar más tiempo en aquellos lugares que parecen más agradables o improvisar un nuevo itinerario. El ‘slow traveler’ disfruta de unas vacaciones con menos estrés y es capaz de descansar más y mejor.
Esta forma de gestionar el tiempo les permite descubrir en profundidad la cultura de los lugares que visita, mezclarse con los lugareños y conocer su forma de vivir. Visitan sus mismas tiendas, cafeterías y restaurantes, disfrutan de la cocina local y alimentos de temporada y respetan las costumbres y el espacio natural como si fueran uno más.
Teniendo esto en cuenta, el ‘slow travel’ se concibe necesariamente como una forma más sostenible de viajar. Por este motivo, los viajeros recurren en su mayoría a transportes como la bicicleta o transportes colectivos como el tren o el autobús, que requieren poca planificación y permiten improvisar itinerarios y disfrutar también durante el desplazamiento.
En la actualidad, el tren ha adquirido un valor añadido significativo al destacar como el medio de transporte más respetuoso con el medio ambiente para el traslado de pasajeros, presentando una contaminación hasta cinco veces menor que la generada por los vuelos aéreos. Este hecho cobra cada vez mayor relevancia entre los usuarios, quienes están tomando conciencia de la importancia de elegir opciones de viaje más sostenibles.
De hecho, de acuerdo con el informe ‘Travel Trends Report’ de Trainline, en el año 2022 un 50% de los viajeros optaron por el tren en lugar del avión, motivados principalmente por su compromiso con el medio ambiente y la búsqueda de alternativas responsables para sus desplazamientos.