El Palacio de La Magdalena, inaugurado como residencia de verano de los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg en 1912, es el lugar más emblemático de la ciudad de Santander. El Ayuntamiento llevó a cabo una ambiciosa rehabilitación de sus instalaciones, combinando modernidad e historia, adecuando los espacios para servir como sede de eventos y espacio museístico.
Santander es un atractivo destino para el turismo MICE nacional e internacional, por su carácter auténtico, que le diferencia de otros destinos. El conjunto de instalaciones de la península de la Magdalena juega un papel muy relevante en este posicionamiento. Las salas del Palacio, el Paraninfo o las aulas de las Caballerizas Reales son espacios con una alta demanda para la celebración de todo tipo de reuniones, congresos y eventos por su variedad y versatilidad, siendo la alternativa perfecta para la organización de eventos de pequeño y mediano formato.
Sus modernas instalaciones, reformadas por última vez en el año 2021, cuentan con mobiliario propio, sistema de conferencias y traducción simultánea, microfonía, circuito cerrado de TV, Wifi, circuito de voz y datos y monitores, entre otras características, perfectamente integradas en sus salones históricos.
Entre sus más de 20 salas disponibles, destaca el Paraninfo con auditorio para 350 personas; la sala Bringas-Riancho, una de las más demandadas por su capacidad; el comedor de Gala, con una gran mesa Imperial de 11 metros; o el Hall Real, que es el espacio perfecto para las pausas-café o cócteles, con una terraza orientada al sur, con maravillosas vistas a la bahía de Santander.
Cada año, la Magdalena es la sede de más de 200 encuentros de tamaño medio, siendo, sin duda, uno de los edificios más emblemáticos de nuestro país para la celebración de eventos.
En sus instalaciones se han celebrado cumbres internacionales, como reuniones de ministros europeos durante las presidencias españolas, en 1995, 2002 o 2023, o la cumbre Hispano-Francesa, en 1999, entre otras.
Su ubicación privilegiada crea una sensación única de tranquilidad al situarse en lo más alto de la península de la Magdalena, rodeada por el mar Cantábrico, a escasa distancia del centro de la ciudad y de las principales infraestructuras de comunicaciones, como el aeropuerto internacional de Santander o la estación de tren.