El turismo sigue su tendencia al alza y se prepara para la campaña de Navidad. Los dos últimos meses del año son claves en el mercado de viajes porque aprovechan los días festivos, las vacaciones y la oferta de destinos de la temporada de invierno. Además, las aerolíneas y los alojamientos se suman a las ofertas y descuentos del Black Friday y esto supone un aliciente para las contrataciones. También, para las pólizas de viaje.
La tecnología y la necesidad de sentirnos protegidos ha cambiado la forma de viajar en los últimos años. El perfil de viajero actualmente busca cuatro requisitos indispensables: seguridad, protección, accesibilidad e inmediatez.
Por eso, los seguros de viaje se suman a las estadísticas del sector. De hecho, solo en septiembre, la contratación de pólizas aumentó un 30% con respecto al mismo periodo del año pasado, según datos de Market Research de Allianz Partners.
Si miramos los datos del Black Friday de 2022, el 66% de los viajeros contrató seguros de vacaciones en todas sus modalidades. Pero estos son especialmente elegibles cuando el destino está fuera de la Unión Europea, una opción más que habitual en estas fechas.
En este caso, incluso, los clientes optan por pólizas premium. El año pasado, por ejemplo, fueron un 44% los que eligieron Estados Unidos, frente al 31% que optó por las principales capitales europeas (Londres, París, Roma, Viena, Praga...). También son habituales los viajes de negocio. Durante el Black Friday de 2022, fueron un 7% del total de seguros contratados.
También ha cambiado el comportamiento del cliente, que cada vez es más exigente y prefiere autogestionar su viaje. Para ello el teléfono móvil es el gran aliado, a través del cual el viajero hace sus reservas, organiza las actividades, gestiona sus documentos y contrata su seguro de viaje. De hecho, según los datos de septiembre, la gestión del 70% de las pólizas se hizo a través de este dispositivo.
La campaña del Black Friday de este año estará sin duda marcada por la inflación. El mercado de viajes arrastra la subida de los costes de los últimos meses, especialmente, del transporte y la electricidad, y los clientes la pérdida de poder adquisitivo. Aun así, las previsiones son positivas: todo apunta a que la tendencia del sector turístico va a continuar al alza.