Entre Barcelona y Madrid operan diariamente una media de 21 líneas de tren de alta velocidad y 16 conexiones aéreas.
El abaratamiento del tren de Alta Velocidad y el aumento de la concienciación en sostenibilidad podrían suponer un riesgo para el puente aéreo Barcelona-Madrid, y más teniendo en cuenta que, según algunos estudios, los pasajeros aéreos generan más del doble de huella de carbono que los de la Alta Velocidad.
La prohibición de los vuelos nacionales de corta distancia impuesta por Francia, con efecto inmediato, como parte de su compromiso de reducir las emisiones de carbono, podría sentar precedentes para otros países europeos como España.
En vísperas de Phocuswright Europe, que se celebrará en Barcelona en junio, el proveedor de inteligencia de viajes Mabrian y Phocuswright han elaborado un estudio conjunto sobre el impacto potencial de la aplicación de esta medida en España, que incluye un caso de estudio del puente aéreo Barcelona-Madrid.
Los datos muestran que los pasajeros aéreos generan más del doble de huella de carbono para cubrir exactamente el mismo trayecto que los que van en tren de alta velocidad.
Sólo 630 kilómetros separan Barcelona de Madrid, una distancia que los trenes de alta velocidad pueden recorrer en apenas 2,5 horas. Sin embargo, en los últimos 12 meses ha habido 5.744 vuelos entre ambas ciudades, con un total de 1,17 millones de plazas. Aunque se espera que la conectividad del puente aéreo crezca un 10% en 2023 respecto a 2022, sigue estando un 22% por debajo de los niveles previos a la pandemia de 2019.
Según un informe de Ecopassenger.org y la UIF, los trenes de alta velocidad emiten unos 17,2 kilogramos de CO2 por pasajero y trayecto, que pueden reducirse a 9,6 kilogramos por pasajero y trayecto si se utilizan fuentes de energía renovables. Según los datos más recientes de Mabrian, esto representa menos de la mitad de la huella de carbono asociada al transporte aéreo. En concreto, la huella de carbono media por pasajero en la ruta aérea BCN-MAD es de 40 kilogramos de CO2.
Según los cálculos de Mabrian, el total de emisiones de CO2 generadas por el servicio de puente aéreo en los últimos 12 meses ascendería a unas 54.000 toneladas. Esta cifra representa un aumento del 132% de las emisiones respecto a las 27.000 toneladas que emitirían los trenes de alta velocidad con el mismo número de pasajeros.
Entre Barcelona y Madrid operan diariamente una media de 21 líneas de tren de alta velocidad y 16 conexiones aéreas. Actualmente, cuatro compañías ferroviarias (Ave, Avlo, Ouigo e iryo) y tres compañías aéreas (Iberia, Vueling y Air Europa) ofrecen servicios regulares en estas rutas.
A la hora de comparar precios, el precio medio del billete para un viaje en tren de alta velocidad entre Barcelona y Madrid ronda los 86 euros, según Trenes.com, mientras que la tarifa aérea media para el puente aéreo ha sido de aproximadamente 89 euros por trayecto en los últimos 12 meses. Por tanto, los precios entre ambos medios de transporte son bastante similares.
En términos de tiempo, es importante considerar que el puente aéreo puede tener ventaja sobre el tren por su mayor rapidez de desplazamiento. Sin embargo, también es importante destacar las ventajas del tren, según el informe.
Por lo general, los trenes ofrecen la comodidad de partir desde dentro de las ciudades, mientras que los aeropuertos suelen estar situados fuera de las zonas urbanas, lo que supone un consumo de energía y unos costes de transporte adicionales.
En términos de tiempo total de viaje en avión, el tiempo total de viaje de Barcelona a Madrid es de 3,5 horas, en cambio, los trenes de alta velocidad completan el trayecto en 2,5 horas.
Además, al examinar las tendencias en la capacidad de plazas en los años previos a la pandemia, es evidente que el servicio de transporte aéreo se enfrentó a una competencia cada vez mayor de los trenes de alta velocidad.
Puente aéreo
Los operadores ferroviarios han ido ampliando su oferta y atrayendo a más pasajeros, lo que supone una amenaza para la sostenibilidad y viabilidad futura del puente aéreo entre Barcelona y Madrid.
Según un reciente estudio de Phocuswright, cuyo evento anual Phocuswright Europe tendrá lugar en junio en Barcelona, esta situación podría deberse a una mayor competencia en el ferrocarril español, desde su liberalización en diciembre de 2020.
El primer nuevo operador, Ouigo (SNCF), inició el servicio en mayo de 2021 en la ruta Madrid-Barcelona, mientras que Iryo (Trenitalia, Air Nostrum y Globalvía) lo hizo en noviembre de 2022 en la misma ruta. En 2023, ambos operadores ampliarán gradualmente sus servicios a otras rutas de alta velocidad, como Madrid-Valencia y Madrid-Sevilla-Málaga.
Sin embargo, la nueva competencia ya está repercutiendo en los precios del ferrocarril. Según un reciente estudio de Trainline, los precios han caído un 43% en la ahora muy competitiva ruta Madrid-Barcelona, mientras que el volumen de billetes vendidos se ha cuadruplicado entre mayo de 2021-22 en comparación con el periodo comprendido entre abril de 2019-20.
Phocuswright Europe, que tendrá lugar en el Hotel Barceló Sants de Barcelona del 12 al 14 de junio, reunirá a los directivos más influyentes del sector turístico para inspirarlos, conocer sus ideas y conectar con ellos.
El programa del evento, basado en el lema de 'Travellers. Titans. Trailblazers', se centra en el optimismo de las innovaciones más recientes, los cambios en la demanda que brindan oportunidades y la ventaja del tamaño, la presencia y la confianza de las empresas.
Aviación sostenible
Precisamente esta semana la aerolínea Iberia presentó un estudio realizado por PWC en el que indicaba que los vuelos domésticos de Iberia generan 102 millones de euros al PIB español y 1.852 nuevos empleos por cada millón de pasajeros.
“Las rutas domésticas son imprescindibles para la conectividad dentro de España y también con el exterior, además de que contribuyen notablemente a la creación de riqueza y empleo en nuestro país”, aseguraba la compañía aérea.
Además, la consultora PwC ha indicado que las rutas que unen Madrid con Barcelona, Málaga, Sevilla, Valencia y Alicante aportaron 329 millones de euros al PIB y casi 6.000 empleos a tiempo completo en 2022.
Por otro lado, el informe apunta a que los vuelos domésticos suponen menos del 1% de las emisiones totales de CO2 en España, porcentaje que disminuye cada año “gracias a las inversiones en aviación sostenible y a la renovación de la flota”.
